Cambios de rumbo

Me aterra que mi futuro pueda
convertirse en pretérito imperfecto,
las sonrisas mal fingidas
con sus llantos de escarlata
y los mudos con tanta labia
que al ver tus caderas se tragan las palabras.

Me apena el ritmo de la rutina,
los besos con las bocas cerradas,
los ojos tapados
y el alma dormida en la veleta
que creas cuando pasas a mi lado
medio adormecida,
me miras
y no dices nada.

Me duelen los versos desgatados
que tanta gente lee
y sin embargo no me dicen nada,
las manos manchadas de tinta
donde nace la ignorancia:
manos sin dedos que tapan la boca
de manos más acertadas.

Y sufro por los cambios de rumbo
que nacen y crecen a mi espalda,
girando el mundo a mi son
cuando se invierte el giro copernicano
si me doy la vuelta dentro de la cama
y no estás donde te recordaba.

Tengo

Tengo una vocecita que me dice -para-.
Tengo un impulso que me dice -avanza-
y un cuerpo que dice -por favor, aguanta-.

Tengo de ti algo más que ganas.
Tengo por ti un alma ya rota
y un poema de amor que no termina.

Tengo un bolígrafo sin tinta.
Tengo sin llorar una lágrima
y una alegría por tristeza.

Tengo de todo sin tener nada.
Tengo de humo una triste cara
y un amor que no se acaba.

Tengo de escuchar tu voz ganas.
Tengo tus manos en mis manos atadas
y una melodía que nunca suena.

Tengo amor, desvarío, soledad,
pena, amargura, dulzor y condena.
Y te tengo escondida en mis sábanas.

De nombre: poesía

Deja que fluya por la sangre de tus venas
e impregne con mil sentimientos
recuerdos de alegrías, penas
y desamores,
que hiervan los ojos,
que miren los dedos entrecortados
y nunca la pierdas de vista.

No permitas que aflore el desconsuelo
si pasa el tiempo sin provecho,
que no se llenen los bolsillos de otoños
por esperar primaveras
que se marchitan
en el solitario de que el pseudo pase
con los inviernos.

Si te ves reflejado en los ojos que miras,
si el sentimiento se convierte en media mentira
de un pasado marchito
y disipa de forma esquiva el presente
de tu pasado en futuro,
puedes darte por seguro
que en tu corazón hay poesía.

Siempre que en tu corazón haya herida
y tu sístole baile de alegría
sobre la tumba de tu diástole,
descompasados
en un cante jondo con bulerías
de rosas  marchitas
que desprenden belleza y aroma.

Siempre que haya un alma flexiva,
amantes que ya no follan
por miedo al fracaso
(entiendo por fracaso su alegría)
de su futuro escueto
algo más que maltrecho y desguazado
por una impía mentira.

Cuando los polvos de una noche
sean utopías hechas bodas,
dejará de existir la poesía.
Mientras tanto,
sintiéndolo con toda el alma
(si es que aún tengo algún resquicio)
seguirá habiendo en mí poesía.

Cegado como un minero

Reflexionando me digo que parezco un minero
pero qué jodido estaba aquel entonces.
No digo que ahora no lo esté,
lo escondo mucho mejor
nada más,
he aprendido a sonreírle a la vida
aunque no te tenga delante,
y canto sonriente una balada
para que llore mi alma,
sola,
sin que nadie lo note.

Suspiro y miro absorto en mis pensamientos
a un negro y triste cielo
como buscando la señal que emane de tus labios,
pero por más que me esfuerce
yo no la veo.

Creo que sigo buscando un perdón sin fundamento
por el placer de perderme en tu cuerpo
como antaño,
igual que lo busco en otros cuerpos
más esbeltos y dotados que el tuyo,
y sin embargo
no encuentro el mismo contoneo
ni la misma gracia.

Aunque pienso que sea posible
que todas tengan mejor cuerpo,
gracia y contoneo,
es posible que en mi absurdo afán
de querer tener lo que ya no puedo
me diga a mí mismo que me esté quieto,
pero es que yo no lo veo.

Ahora es cuando

Parece que ahora que la vida
me da la espalda
empiezo a ser más feliz
y le meto mano bajo la falda
sin que sepa que soy yo.

Cuando parece que el pasado ya no duele
y el mirar hacia atrás es un juego
que solo escuece
sin olvidar que tu silencio
me hace fuerte.

Ahora que ya no pierdo la cabeza
por un cruce de tu mirada,
si en ocasiones voy borracho
y empiezo a llamarte igual que se llama
a una gata.

Ahora que parece que no me sobra
ni la polla, ni los versos,
ni mis dedos,
ahora que solamente empiezas
a sobrarme tú.

Ahora que yazco en otras camas
y cuelgo la boina en otros percheros,
cuando mi fiesta es solo para dos
siendo ya otro cuerpo,
y sigues sobrando.

Cuando tu amor es solo un pasajero
sin bisnes al desconsuelo
y no me falta nada
sin sobrarme tampoco nada
y sin embargo muero bajo tu almohada.

Soy

Soy el acorde incompleto
de una guitarra sin cuerdas
con las que poder tocarte.

Soy de la película el guión
inacabado y sin final,
no tengo historias que contarte.

Soy del ruiseñor su canto
perdido entre las ramas
sin canciones que cantarte.

Soy un pincel para el pintor
que en su mano se quiebra
y muere al no retratarte.

Yo soy, amor, todo eso,
soy la más triste figura,
soy el deseo de amarte.

Me sobra

A veces pienso que me sobra el mundo
y los malditos políticos corruptos
que a base de estafas se llenan los bolsillos.

A veces y solo a veces
creo que me sobra todo cuanto tengo,
sobra lo que está por llegar
y todo lo que ya he tenido.

Pero otras veces me callo y pienso
que me falta mucho camino,
me faltan las bocas que no he probado,
ser uno más de esos putos corruptos.
Y todo por a veces,
a veces quiero ser yo pero no puedo;
a la vez que me quiero me temo.

Sin embargo me falta algo
a la vez que me sobra otra cosa:
me falta la mujer
que borre tu estúpida sonrisa,
y me sobra este puto mundo
infectado de parásitos
que tachan mi credo.

Soneto

Me cansa soñar, vivir, reír, ser libre,
estar solo, pagar por mis errores
pretéritos y por mi poca fama;
también diré que ella a mi ya no me ama.

No tengo ilusiones sino reproches,
si a veces me enternezco por las noches
sigo en su mirar un rayo de plata
que me cobije en la madrugada.

Podría pensarte casi siempre en vano
soñando que aún sigues a mi lado,
que nuestros cuerpos siguen siendo el mismo:

Vuelven a mí fantasmas del pasado
que creía tener hace tiempo olvidados
entre el alcohol y el humo del tabaco.

Tu paisaje

Esta mañana me han abierto los ojos
y llamo musas a novias ajenas,
besos de muerte y coños entrecerrados
que no saben al tuyo,
que no se aliñan con mi lengua.

A veces pienso que sobran seis tequilas,
me falta en exceso una mujer
pero al perderla puede que gane
un poco de aventura,
viajes a bosques desconocidos.

El viaje que quiero emprender
está en tu pradera rasurada
y en tus colinas nevadas.
Peor para mi desdicha,
dejé el bastón en casa.

Eres mi mujer veneno,
también mi mujer imán;
yo solo busco el antojo
que guardas entre las patas.

Aquí te espero

Aquí te espero. Yo sólo te espero.
Solo.
Con las puertas y ventanas cerradas.
Como para hacer que no puedas entrar.
Y aquí sigo sólo.

Aquí te espero. Yo sólo te espero.
Parece que mi alma no se olvida de ti.
Y te amo.
Como si fueses un don de la naturaleza.
Y retrato con versos tu blanco cuerpo.

Aquí te espero pero no hay nadie.
Como el pasajero que perdió su tren;
el tren de tus ojos que no volverá.
No volverá.
Mas te espero por si decides volver.

Aquí te espero ¿A quién espero?
Al fin despierto de mi pesadilla.
Estoy despierto. Y sigo esperando.
Sé que no despertaré si no te veo.
Aquí te espero.

Historia de una osa

Ya nadie hace caso a sus pechos
desnudos,
ni se detienen a la agonía
de no amamantar a su lobezno,
no, ya no escuchan
su llanto.

Ahí sigue la desconsolada madre
con el pezón colgando,
desgastado
por los dientes de su osezno;
mantiene intacta la ilusión diaria
en conseguir algo de leche.

Maldita sea la triste estampa
que todos vemos día a día cegados
por la avaricia
de querer tener lo que no necesito,
y que se jodan esos muertos de hambre,
mi dinero es solo mío.

Van pasando lentos los días,
todos conscientes de que el tiempo
se agota
por igual para la loba y su osezno.
Más cuenta se da la madre
viendo morir a su hijo.

Aunque no está muriendo de hambre,
la osa ruge con fiereza,
se está muriendo lentamente
en esta sociedad podrida y desdentada
el futuro de su cachorro,
condenado por algo que no ha hecho.

Observa con furia indomable
cómo cuatro desalmados
roban de tan solo un plumazo
pan y futuro a su ser amado;
ellos sí engordan sus pobres panzas
con las penas de otros.

Llora. Sigue llorando,
el tiempo climático le hace compañía,
la arropa con un velo húmedo
mezcla de oscuridad y muerte,
solo él parece querer librarla
de este calvario.

Seis meses lleva sin trabajo,
de marido muerto en excesos,
ya nadie puede ampararla.
Por ahí vienen banco y banquero,
redoblando campanas de calle;
llegó su momento.

Este es el juego de mi España,
ha perdido en su duro juego.
De la iglesia van saliendo
con angustia, gritos y llanto
viendo salir a su hijo:
lo llevan escoltado.

La mudanza

¿El único fallo que cometieron?
Mientras ella maullaba a la luna
él ladraba al sol, y aun estando
siempre juntos no eran compatibles.

pero ahí sigue el perro ladrando
al sol como esperando a que llegue
su gata de caza, que no tiene
y no tuvo al parecer retorno.

Ladra porque no le quedan lágrimas
y ya no lo quieren ni sus pulgas;
cansadas ya de tantos ladridos
se fueron a la piel de su gata.

Tu vida en mi olfato

Cada día que pasa me voy conociendo
y aunque insatisfecho me voy aceptando:
soy mi gran amor y mi peor enemigo.

Aunque a veces loco y vivo,
otras taimado y recesivo
y a cada segundo me maldigo,
pero no maldigo nada
y solo quiero joderme a mí mismo.

Entre golfas, copas y risas paso la vida
sin olvidar ni un segundo que te has ido,
no te lo he dicho; adoro mi vida,
pero aún más adoraba la vid
de tu clítoris adictivo.

dejemos que hable otra vez la cama
sin olvidarnos del pasillo
que hace de prólogo en nuestro camino.

Tú sé la gata que arañe mi espalda
y yo seré el perro que muerda tu nalga,
el mismo que rastree hasta tu entrepierna
y castigue con un gemido a tu garganta.

Que hablen solos los dedos
mientras recorren nuestros cuerpos;
si quieres te doy la receta para hacerlo
o lo hacemos y nos dejamos de rodeos.