Días de lluvia y manta

Caen balas de llanto del cielo al suelo,
si tengo frío busco huevo y caliento
la sed de tu ausencia en este momento
y si no tengo abrigo, me congelo.

Caen armas de los charcos sin recelo,
saben que de ti ya no me alimento
y solo queda manta y pendimento
sin que venga oro para dar consuelo.

Acostado al olor de mis sábanas
espero un atardecer más valiente
que se va retrasando en el mañana;

mojado en cristalino ser carente
de tu gracia, busco vida temprana
por morir en tu olvido decreciente.

De la vida que se fue por los poros

¿Qué es la vida sino un susurro escueto?
Un devenir trasnochante,
un beso con una boca cerrada,
un epifiato en alguna cuneta,
un amor con amante platónico,
una noche estrellada sin luna;
es mi Yo literario
y esta ausencia de sentimientos.

Tú que al irte me dejaste en los huesos,
y el poco ingenio que me dejaste
quisiera rechazarlo por completo,
pero esa no es mi elección;
dejaste mi amor intacto
y con él escribo todos mis versos.

Si lograses que no sintiese nada
apartaría de mi lado la cerveza
que alimenta mis ansias de sentirte,
y uniéndose al olvido de mis dedos
moriría la pluma en mis yemas;
las mismas responsables
de todos los poemas que te mando.

Pero te niegas a matar
lo poco que me dejaste con tu güadaña
forjada con dolor
e indiferencia,
manteniendo a este loco vagabundo
soñando tu regreso
para que vuelvas a marcharte
y te lleves contigo
todos tus restos.

Juicio justo

Asumo todo cuanto soy:
el todo siendo parte de la nada,
el hambre que crea la avaricia,
el descuido que tuviste en tu vida
y se posó en tus caderas.

Soy los caminos que he dinamitado,
las puñaladas al cielo de los charcos,
la rutina mal ambientada,
los espasmos de un grito
que no sabe a donde ir cuando pasas.

Soy del viento la rama acariciada,
el fuego del amante en invierno,
el verso robado de tus labios,
la falange articulada
que pasea de noche solo por tu bosque.

Ya no existo, ya no vivo, ya no muero;
el tiempo avanza y no es pasajero.
Ya respiro, ya sueño, aquí te espero,
pensando en tu ombligo lleno de cerveza
por donde puede naufragar mi lengua.

A la luz de una sonrisa
voy marcando mi camino
y cuando venga la muerte con el olvido
yo los llevaré has tu pecho
para que me hagan un juicio justo.

Amor, amor y olvido

¿Dónde está la sonrisa que un día guardé
con tanto cariño de soslayo en tus labios?
Parece que anda perdida
en la frontera de Amor y olvido.

No se alumbran los callejones marchitos
por donde vago sin rumbo ni sentido,
el mundo gira solo en tu espalda
y yo no sigo ese giro.

En la bandera patria de tus ojos
sigo escoltando mi castillo
¿Qué importa el amor si no es contigo?
La vida es un recodo y yo ando perdido.

Vive tu vida pero márcame el camino,
no quiero tus besos, es cierto,
pero para vivir esta vida
aún no sabes cuánto los necesito.

Puede que Amor se haya quedado dormido
entre sábanas
que no guardan tu cariño
ni mi amor proscrito.

Tal vez el viento me traiga
(con su silencio en un gemido)
todo cuanto quiero y ando buscando
lejos de la cuesta del olvido.

Llanto de luna.

      (Dedicado a mi buena compañera M.S.G.
      como muestra de no sentir lo que escribo.)


Llora la luna, la luna está llorando,
le susurran saetas tristes al oido
de un amor que cayó en el olvido
entre abrazos y besos sin sentido.

Le hablan de un amor prohibido,
abatadio entre mi espalda y su ombligo;
las estrellas la arropan en su manto.
Amor de amores ya destronado.

Verso libre para un amor desconocido,
y llora mi luna si estoy contigo
en las noches que sale a besarme
y yo, borracho, ando perdido.

Verdugo de su llanto desatinado,
siento mucho haberte dañado
en mi juego de amar sin ser amado
y quererte bien sin haberlo demostrado.

Cesa, luna mía, tu llanto
que mi corazón no ha sido conquistado
y quiero que me ames como he amado:
déjame que acune tu llanto.

Impide que salga el sol por los campos,
la noche se despide y yo te amo.
Ríe luna lunita, que cese tu llanto
entre mi pecho y bajo tu manto.

Noches de cenizas

Tu odio acrecenta e incentiva
mis solitarias noches de invierno
bañadas con tu ausencia,
mientras se apoyan sobre la barra
litros de sueños y cerveza.

Discreto amor enterrado en la sombra
de unas cenizas que cuando remueves
ya no me queman;
afectadas por el paso del tiempo
murieron los sentimientos
que guardé con tanto cariño.

Mueren las horas en la cuesta del olvido,
si alguna vez me quisiste
fue ilusión de un espejo fugitivo.
Amor tirano y desgastado
en las curvas que nacen en la noche
cuando pasas a escondidas por mi lado.

El mundo se mueve descompasado
de todo cuanto quiero,
de mis sueños y desvaríos
que son el contorno de tus labios.
Estoy muriendo en un mundo vacío
que nace con tu asuencia
y se alimenta
en mis solitarias noches
con mi desvarío.

La patria del soldado

Tu boca me sabe a dolor, a tristeza,
a recuerdos, a veneno y a pena,
sabe a calamidad y esperanza.
Me preparo para partir a la guerra
pero sé de antemano
que e espera la derrota.

Me siento como un soldado
exiliado que espera volver a su patria,
pero va mal armado y solo queda
la derrota.
Oculto en la trinchera espera
ganar la batalla
y triste recuerda su patria,
la misma que se expande por tus piernas.

Pobre soldado que sereno espera
consciente de la llegada de su muerte
en la trinchera del olvido.
Entre recuerdos se nubla su mente
antes de su muerte anunciada
por los mismos labios
que tanto amor le profesaban.

Pobre desgraciado,
guarda tu cara por bandera
pero la tiene difuminada,
agolpado en terreno quemado
sus recuerdos le traen el olor
de su patria
y tu tierra mojada.

Distintos puntos de vista

Al principio mis sentimientos decían
que aun siendo ellos buenos
el malo de esta historia era yo,
mi antigua novia sostenía esa idea
y el malo seguía siendo yo.

Después llegó un comunista con el puño levantado
y me dijo que el malo era el dinero
por corromper a las personas.
Detrás de él venía un banquero
gritando que era su enemigo,
así que ahora el malo pintaba de rojo.

Los políticos mantienen que lo malos
son la sociedad culta
por no dejarse gobernar a su antojo
y los intelectuales,
dando uso a su grandeza,
con palos en las manos
dicen que los malos son los paletos.

Unos obreros a grito de huelga
se sublevaron contra la arrogancia de su jefe,
éste les recriminaba ser patanes
sin dar palo al agua
y que sus pérdidas son por su culpa.

Tal vez sea verdad,
tal vez no,
quizás yo sea el bueno de este puto cuento
y todos los bocazas que protestan
sean los malos,
incluida ella,
incluidos mis sentimientos,
a veces incluido yo.
O puede que esto sea una denuncia
nacida por mi aburrimiento.

Balas de amor

Si dejase que mis pies me guiasen
me llevarían a la puerta de los bares
o a alguna calle en penumbras,
y mis dedos
en complot con una pistola
me habrían traicionado.

No hacen falta burlas para hacer daño,
más me duele lo que escribo
que si me pegasen cien tiros
a quemarropa
o pasaran a mi lado de largo.

Ni ellos pasan de mí ni yo de
puedo domarlos.
Mis sentimientos chillan desconsolados
y por más que lo intento
a golpe de alcohol, tinta y tabaco
no puedo callarlos.

Les cuento cuentos, regalo ilusiones,
pero ellos siguen en sus trece
y me dicen
que prefieren tus piernas
a la mierda de mis canciones.

Aunque no les hago mucho caso
les doy riendo suelta por
en la noche
para que no se mueran.
Soy más listo que ellos
y les hice una proposición indecente:

seré feliz con la luz del día
y por las noches los arroparé
para que duerman sin darse cuenta,
si no lo hago así,
si les doy rienda suelta,
se amotinan en mi sufrimiento
y muero.