Se sienta con aire distinto
creyéndose diosa suprema
distinguida en tierra de mortales,
pero jamás pudo guiarse
en la carrera de su vida.
La he visto ser ella misma
y puede que también otras tantas,
otras que me recuerdan a ella
pero que no llegan a su altura,
por eso se deja soñar
y follarse también a ratos.
La he visto bailar como ninguna
y besar también como nadie,
la he visto gozar consigo misma
para verstirme acompañada
de versos sueltos sobre la cama.
A veces sé todo lo que piensa
y me cuentan sus ojos lo que calla
cuando no quiere verse en el espejo
pero se quita la ropa para mi.
La he visto, olido y palpado,
por eso estoy un peldaño por encima
de todo aquello cuanto me rodea,
aunque a veces esté debajo
y me deje perder entre sus piernas.
El día oscurece, aquí llega,
me silva para que encuentre el camino
que me lleva directo a su pecho;
yo me dejo guiar como distraido
pero siempre sé a dónde me lleva.