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martes, 19 de marzo de 2013

Reflexión previa al silencio.

Aquí os dejo otro trocito de un capítulo de la novela en la que estoy trabajando, espero que os guste esta "pequeña paranoia":



No, esa noche no se podía dormir, la luna en complot de las estrellas nos tendieron una trampa. Decidieron mantenernos inquietos con los ojos bien despiertos, en alerta, pese a estar bien resguardados. Su decisión era clara, el manto de la noche no arroparía por esa vez a todo el que estuviera en esa casa. Esa noche no, esa noche la muerte rondaba nuestra puerta con sigilo, sin prisa, para cerciorarse de no fallar en unas muertes que tenía y sabía ser prácticamente suyas.



Desaparecer, cerraba los ojos con fuerza pensándolo una y otra vez “desaparecer, desaparecer, desaparecer…” imaginaba estar en cientos de lugares distintos con la esperanza de abrir los ojos y que todo fuese un mal sueño. Pero no, era tan real como la vida misma, la puta y cruel realidad que pasa estrambótica para todo ser viviente sin discriminar a nadie.



Por mi mente solo vagaba el pasaje de Shakespeare que había leído tantas veces en Hamlet: “Ser o no ser: ésta es la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta u oponer los brazos a este torrente de calamidades y darles fin con atrevida resistencia?”



Lo cierto es que estaba enamorado de esa frase pero le daba una connotación muy distinta a la original. Sí, ahora sí sabía lo que significaba. Echarle un par de huevos y plantar cara a la injusta vida, negarse a sufrir calamidades que no merecemos o, por parte contraria, resignarnos, estarse quieto y esperar una muerte injusta. Yo no tenía muchas opciones, podía negarme pero, sin duda alguna, no podía hacer nada para cambiar la situación. Yo solo era un títere secundario.


Desesperado decidí dar un paso al frente, me armé de valor, sin moverme del sofá, sin dejar de fumar y sin hablar con nadie. Le pregunté al silencio, sin ánimo, era prácticamente imposible que el silencio respondiese, pero fue, el silencio tenía voz y por tanto tendría nombre.

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