sitios de interes

sábado, 23 de marzo de 2013

Carta de despedida.



Triste y oscura despedida de celos, refriegas y demandas. Tristes como tú las querías, y ahora, dueña de mi alma, arrebatada mi pasión, te ofrezco mi bandada de pájaros espantada. Pájaros que habitaban en mis sueños si despierto te veía al alba; ahora que no estás andan perdidos, como tú y como yo, como mi alma.

Triste y oscura la hora en que te despediste entre árboles y sombras, césped y ramas que solo yo veía; eras tú quien las ocupabas. El viento de la noche era escueto pero cantaba baladas tristes, palabras tristes, salían de tus labios; llegaban a mi alma. Eran tristes, sí, muy tristes, todo estaba oscuro y era yo quien lloraba. Desgarradoras lágrimas, a ti no te importaba: pausada, sosegada y serena, como tú las creaste, como yo la amaba.

Ahora el viento ruge fuerte en horas esquivas y noches tristes, como tú lo amas, como yo nunca quise. Qué cálido era el anterior invierno, el que tú me diste, el mismo que yo amaba, y no este invierno parafernálico que se adentra en los huesos sin consuelo ni remedio, el que no añoraba, el mismo que tú me mandas. Si no tuviese las manos encalladas, serían agrietadas por la escarcha que deja todas las mañanas las lágrimas en mi almohada.

Pecaminoso camino el que recorro dando tumbos, buscando besos en los versos que te escribo, describo a mi musa y la convierto en barro pero queda adormecida en tu regazo. Disculpa si te hablo demasiado romántico, es la añoranza quien me manda tal desacato, que no sea el humo del tabaco ni el alcohol que trago quien te traiga de soslayera, si así fuera, vida mía, yo de un plumazo a mi ingenio con el olvido mato.

Debes saber, alma de mi alma y dueña de mis actos, que el primer “hola” que me mandes se convertirá en el primer “adiós” que yo te cante. Que hay quien se olvida de lo que buenamente puede, y yo, al no estar contigo, me olvido del tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario