que llanto tras llanto se iba llenando,
verso tras verso iba capitulando;
capitulaba a la par mi corazón.
Pero mi balandra, con tu somera
ayuda flota el mar de tus pupilas,
y él, con la suya, más grandiosa, surca
el tenebroso mar de tu corazón.
No eres nada, eres el hoy del pasado,
pero mañana aún es hoy, y si el sol
es nuevo y viejo cada día que pasa,
también lo es mi amor – mi pluma lo plasma-,
por mi espejo pasan las primaveras
pero nunca pasará cuanto sienta.
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