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sábado, 6 de julio de 2013

Diosa discreta.

La noche surcaba en oleadas de alcohol
convirtiendo al caprichoso azar en leyenda,
y sólo da tregua cuando tú lo pides,
manejando los tiempos verbales a tu antojo
como si fueras una diosa en la noche discreta.

Te creas a ti misma sin arrastrarte
a los infiernos que creas cuando besas
con la boca pequeña, sabiéndote
irreparable en cada destrozo
cuando chocas con el deseo de tu lengua.

Sabes que no tienes que llamar la atención
para llamar la atención cuando pasas
al lado de los que somos mortales,
y sabes que no tienes que redundarte
para hacer perder a los hombres la cabeza.

Que eres secreto y vicio,
y como ya lo sabes,
te das en pequeñas dosis
ocultas en ti misma
para que no te deseen
como nadie se merece,
pero tú ya lo sabes.

Por eso dejo por escrito
cómo amar a una diosa jodidamente discreta.

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